Lejos de ser una rareza, el componente vegetal en la dieta de las arañas resulta que es muy común, según los sorprendentes hallazgos de una nueva investigación. Casi se podría decir que las arañas acompañan su plato típico de carne de mosca con una guarnición de verdura.
Las arañas no son pues carnívoras puras. Lo descubierto en el nuevo estudio permite estimar que en algunos casos hasta una cuarta parte de su dieta se compone de polen.
La investigación llevada a cabo por el equipo de la Universidad de Exeter en el Reino Unido y de la Universidad de Berna en Suiza demuestra concretamente que las arañas que tejen las típicas telarañas redondas, y que a menudo viven entre vegetales, optan por comer polen incluso cuando hay insectos disponibles. Esas telarañas atrapan insectos, pero también pueden atrapar lo que podríamos definir como "plancton aéreo", y que está integrado por partículas biológicas como por ejemplo polen y esporas de hongos.
Los autores del estudio realizaron análisis y experimentos de alimentación con arañas jóvenes para ver si éstas incorporan voluntariamente alimentos vegetales a su dieta.
Los investigadores descubrieron que el 25 por ciento de lo que comían las arañas era polen, e insectos el 75 por ciento restante.
Las arañas que comían tanto polen como moscas obtenían una nutrición óptima, o sea que dicha combinación les proporcionaba todos los nutrientes esenciales.
La mayoría de las personas y de la comunidad científica ha venido asumiendo que las arañas son puramente carnívoras, pero ahora resulta obvio que las arañas del tipo de las investigadas no lo son. La proporción de polen en la dieta de las arañas estudiadas en su medio natural era tan alto que habrá que clasificar a estas especies como omnívoras en vez de carnívoras.
Las arañas que tejen las típicas telarañas redondas usualmente desmontan de vez en cuando sus telarañas y se las comen, para reciclar las proteínas de la seda, y se ha sugerido que durante el proceso pueden "accidentalmente" consumir el polen adherido a los hilos de su telaraña.
Pero el tamaño de los granos ingeridos, según se ha comprobado en el nuevo estudio, señala que éste no es el caso, lo que indica que las arañas los consumían activamente, y de hecho incluso les aplicaban la enzima digestiva típica antes de succionar los nutrientes.
Esto abre una puerta para criar mejor a estos animales en cautividad.
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