Los científicos han ha estudiado con detalle las estructuras construidas por la araña de jardín europea y ha comprobado que la carga eléctrica de las telarañas le permite atrapar pequeñas partículas del ambiente, como polen, aerosoles y, por supuesto, insectos. Por un principio físico muy sencillo, afirman, es la propia telaraña la que se mueve hacia los objetos, independientemente de que estén positiva o negativamente. Esto explica por qué recogen partículas con tanta eficiencia, y por qué atrapan tantos insectos.
Los autores del estudio, publicado en la revista Naturwissenschaften, también han analizado la manera en que esta electricidad estática distorsiona ligeramente el campo magnético, aunque descartan que esta distorsión permita a los insectos detectar las redes. Por otro lado, es posible utilizar las arañas de jardín como detectores de la contaminación ambiental, dada la capacidad de estas telarañas para recoger partículas del ambiente. La atracción eléctrica arrastra estas partículas hasta las redes de modo que la tela de araña podría ser usada para recolectar las partículas para monitorizar los niveles de contaminación atmosférica.
Otra utilidad para las arañas en sí es detectar la presencia de otos contaminantes, dado que hace unos años se demostró que las arañas cambian la estructura de su tela si están bajo el influjo de algún tipo de droga.
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