Recientemente se ha hallado en brasil un cocodrilo que caminaba sobre sus patas traseras, que tenía colmillos parecidos a los que tienen los actuales mamíferos placentarios y que vivió hace 70 millones de años, es decir, en la etapa final del reinado de los dinosaurios.
Al contrario de sus parientes contemporáneos, estos animales que no podían clasificarse como dinosaurios tenían una cabeza menos plana que las de sus parientes vivos, unas patas delanteras largas y unos colmillos (aunque los cocodrilos actuales tienen colmillos, los de este animal eran más prominentes, esto quiere decir, que eran en proporción mucho mas largos que los de los cocodrilos actuales, más parecidos a los de los mamíferos carnívoros placentarios que a los de un cocodrilo actual). Este animal pertenece al extinto género de los baurosuquidos.
La criatura ha sido denominada Pissarrachampsa sera, algo así como “el último cocodrilo de la pizarra”, ya que fue de los últimos fósiles encontrados en un yacimiento brasileño durante la campaña de 2008.
Este animal, haciendo caso al registro fósil, era un animal de tierra árida (aunque se ha demostrado que los cocodrilos del Nilo (aunque personalmente, si bien hay dos especies de cocodrilo, no me gusta referirme a él como "cocodrilo del Nilo" dado que este río no es el único en el que habita este reptil) actuales pueden vivir en el centro del Sáhara a cientos de kilómetros de la fuente de agua más cercana).
Los investigadores creen que los hábitos y la forma de vida de estos depredadores fue, muy posiblemente, similar a la de los perros salvajes de la actualidad. Y el número y tamaño de sus dientes sugiere que estos cocodrilos se alimentaron principalmente de animales que tenían más o menos su misma talla (entre 4,5 y 6 metros), lo que incluye dinosaurios y otros reptiles que habitaban la zona en aquella época. Es decir, era un depredador principalmente de persecución y no de emboscadas como si lo son los cocodrilos actuales.
Su técnica de caza posiblemente se basaba en perseguir a sus presas y someterlas mediante el uso de sus mandíbulas aplastantes para después rematarlas mordiéndoles la garganta (un método alternativo al que usan los actuales cocodrilos, los cuales envoscan a sus víctimas para aplastarlas con sus mandíbulas o bien ahogarlas).
Incluso entre sus parientes más cercanos, los baurosúquidos (entre los que incluyen el cocodrilo jabalí), este nuevo fósil presenta características anatómicas únicas, como los caninos, inusualmente largos, la cara achatada, su altura o su cráneo, mucho más fino que el de sus congéneres.
Actualmente, los investigadores trabajan en una reconstrucción digital de la cavidad craneal del fósil. Cuando esté terminada, se sabrá el tamaño y la forma que tenía el cerebro de esta criatura y sus capacidades visuales y auditivas. Estos resultados se presentarán este mismo otoño en el encuentro anual de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados.
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