Una escalera, una cabra, un organillo y un trompetín. La escena era habitual hace unos años en las calles y plazas de los pueblos españoles. Mientras el animal aparentemente danzaba en lo alto unos pasos más apretados que un chotis, el dueño se sacaba unas pesetas. La elección de una cabra para el numerito no es casual. No se trata solo de su falta de miedo a las alturas o su equilibrio, es que son inteligentes, mucho más de lo que se creía en un principio.
Este estudio determinó que las cabras aprenden a resolver tareas complejas a gran velocidad y pueden recordar cómo hacerlas al menos diez meses después, lo cual podría explicar su extraordinaria habilidad para adaptarse a los ambientes más duros. Así lo creen investigadores de la Universidad de Londres Queen Mary tras realizar una serie de experimentos que han sido publicados en la revista científica Frontiers in Zoology.
Los científicos entrenaron a un grupo de cabras para recuperar comida de una caja utilizando una secuencia de pasos relacionada. Primero, los animales tenían que empujar una palanca con la boca y después levantarla para conseguir una recompensa.
La habilidad de las cabras para recordar esta tarea fue probada un mes después y, de nuevo, diez meses después. Aprendieron el truco en doce intentos y les llevó menos de dos minutos recordarlo. Cosa que indica en ellas una buena memoria a largo plazo.
Además por su tipo de memoria las cabras mostraron tener una memoria de tipo experimental. (En los estudios las cabras que fueron las últimas en hacer ese experimento tardaron más o menos lo mismo en aprender el rompecabezas que sus congéneres, las cabras que fueron las primeras en ser seleccionadas para los experimentos).
Los científicos de la Queen Mary ya habían propuesto anteriormente que las cabras tienen una excelente memoria: no olvidan la voz de sus crías incluso un año después de haber sido destetadas y separadas, según un estudio anterior.
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