El sonar es uno de los sistemas de navegación más utilizados por los barcos. Este sistema consiste en el envío de señales sonoras que van desde el infrasonido hasta el ultrasonido y algunas que están en el espectro acústico cada cierto tiempo para calcular a partir del tiempo que tarda en regresar el sonido al emisor las distancias a objetos, lo que permite al barco orientarse para evitar arrecifes, detectar otros barcos o submarinos o incluso en caso de los barcos pesqueros descubrir el emplazamiento de los bancos de peces. Este método ahora está cayendo en desuso (la versión de sonar activo) debido a que el sistema GPS es un eficaz sustituto del sonar y se sospecha que este sistema afecta a la vida marina de forma negativa. En especial a las ballenas, delfines y otros animales que utilizan la ecolocalización para orientarse en el medio o que tienen un oído sensible.
El sistema sonar tiene sus antecedentes en la 1ª guerra mundial. En esa época los ingleses buscaban un medio de detectar los submarinos enemigos y para hacerlo utilizaban micrófonos submarinos. El sonar en cuanto a tal se inventó en 1916 en Gran Bretaña y fue un éxito, porque en una época de guerra este sistema daba ventaja sobre el enemigo (en concreto con el sonar se podían detectar submarinos enemigos y además con este sistema tanto buques de guerra como submarinos detectaban con más facilidad los arrecifes y otros obstáculos que pudieran representar un peligro para el barco)
En la actualidad el sonar pasivo tiene todavía una gran relevancia en el campo militar para la detección y vigilancia y comunicación entre barcos. Y el activo todavía es utilizado por los barcos pesqueros (pero tienen una frecuencia que es menos agresiva para la fauna que el sonar militar) para la detección de las piezas de pesca
El origen de este sistema está en el estudio de los cetáceos y murciélagos (hace poco se supo de aves que utilizan este sistema para anidar en lugares seguros, dentro de cuevas y grutas en los que no existe luz natural pero no está tan evolucionado como el de los mamíferos), los cuales utilizan la ecolocalización para orientarse allí donde no funcionan sus ojos y en el caso de los murciélagos que se alimentan de insectos (los que se alimentan de fruta gozan también de buen sentido de la vista) y de los delfines de agua dulce, los cuales viven en aguas turbias donde existe muy poca visibilidad, se ha convertido en “sus ojos“ dado que la vista de estos otros animales es cuanto menos pobre. Los delfines tanto de agua dulce como de agua salada han aprendido incluso a utilizar la ecolocalización como un arma aturdidora que utilizan mandando a su presa sonidos en una frecuencia que aturde y desorienta a la presa y la hacen fácil de capturar por el cetáceo.
Irónicamente los animales que sirvieron de inspiración para hacer el sistema de sonar son víctimas de la versión activa de este sistema
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