Científicos del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) han diseñado una terapia basada en un péptido procedente del veneno de avispa para su uso potencial contra el cáncer de mama.
Pero este arma natural no se podría utilizar debido a su alta toxicidad e inespecificidad celular. Es decir, según explica Moreno, no solo dañaría a las células tumorales sino que también afectaría a las células sanas de la paciente afectada por el cáncer de mama.
Este péptido tiene la capacidad de formar poros en la membrana plasmática celular, penetrar dentro de la célula y, finalmente, provocar su muerte, ya sea por necrosis o desencadenando apoptosis, una destrucción celular programada (básicamente, al perforar la membrana hace un efecto de lisis, es como pinchar una botella de agua o un globo)
Por ello, los científicos están diseñando un modo de transladar la enzima que es capaz de destruir las células a las células cancerígenas y hacer que se acumule de manera específica y controlada. En concreto, el sistema consiste en un polímero portador decorado con dos componentes: un péptido que se une a un receptor de las células tumorales y el péptido citotóxico del veneno de avispa.
Los experimentos in vitro muestran que la sustancia se distribuye de forma adecuada dentro de las células tumorales y provoca su muerte, mientras que las células sanas, como los glóbulos rojos, permanecen a salvo.
Los expertos han informado de que el siguiente paso es comprobar su eficacia en ensayos en ratones. De hecho, son "muy optimistas" sobre que la investigación llegue a "buen cauce" y este sistema antitumoral pueda utilizarse en un futuro como terapia complementaria a las ya existentes.
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