De resultar exitosa para seres humanos una investigación que actualmente llevan a cabo científicos argentinos, estos anfibios podrían ser claves para evitar enfermedades.
Este proyecto del Centro Nacional Patagónico intenta determinar si en las secreciones de los anfibios (principalmente sapos y ranas) hay antibióticos que sirvan como base para la preparación de medicamentos que ataquen a los virus, bacterias u hongos que comúnmente afectan a los seres humanos.
En la piel de sapos y ranas los científicos intentan aislar e identificar unos compuestos llamados péptidos antimicrobianos que están en las pieles de los anfibios
Estos péptidos tienen la capacidad de inhibir o matar ciertos microorganismos, por lo que se intenta identificar aquellos que afectan a los microorganismos que atacan a los seres humanos
Los péptidos son cadenas cortas de aminoácidos que pueden ser encontrados en toda la naturaleza, bien sea en animales o en vegetales.
En el caso de los anfibios surgen como una línea de defensa ante los microorganismos externos. Es decir, no es que los sapos o las ranas no se enfermen por ello, pero los péptidos actúan como mecanismo de prevención como lo hacen algunos fluidos que segrega el ser humano
Las secuencias de péptidos varían según la especie de anfibio. Sin embargo, prácticamente todos tienen un comportamiento similar: son anfipáticos:
Estos péptidos interactúan de dos formas con las membranas de las bacterias: mediante interacciónes electrostáticas e hidrofóbicas provocan el desplazamiento de los lípidos, alterando la estructura de las membranas de las bacterias, aumentando su permeabilidad mediante la formación de poros, que es como llenarlas de agujeros para producir su desestabilización. Esta desestabilización frena el crecimiento bacteriano o les ocasiona la muerte
La secreción de los anfibios como sapos y ranas se produce particularmente en su región dorsal, la espalda.
Ante situaciones de estrés las glándulas liberan los péptidos, sobre todo ante una condición inflamatoria o infecciosa.